Ayer encontré un blog que escribía cuando tenía 17 años. Casi 10 años pasaron de ese momento. Me hizo bien acercarme a esa Mica que escribía sin tener mucha idea de a dónde iba a llegar. Y hoy que parece que sé, me recuerdo que en realidad no sé nada. Que de lo único que puedo ocuparme es de mantener encendido el fuego y echarle la leña justa para que el oficio no asfixie el juego y que el juego me permita sumergirme en el misterio del camino creativo.
El regalo de releerme es recordar un camino obvio, un sueño que estaba justo debajo de mis pies. Y sentir que nunca traicioné esa frescura, ese impulso primitivo. Que todas las veces que me fui, supe volver. Ese es el regalo de escribir. Vivo y mientras vivo escribo y me voy dejando las pistas que voy encontrando. Y cuando me pierdo vuelvo a ese mapa que dibujé mientras caminaba. No sé a dónde me lleva lo que escribo. Me entrego a que en el hacer sea el proceso mismo quien me lo cuente. Y así nació Trinchera.
El nombre al blog se lo daba una frase de una canción de Callejeros, que sincrónicamente con este elemento que se viene, se llama Otro viento mejor. Mucho de lo que escribía estaba acompañado por frases de las canciones que escuchaba, o surgía de ellas. Así era mi pieza también. Una pared llena de frases de canciones. Algunas marcaron tanto que son huellas en mi piel, y las tatué sabiendo que estaba dejándome pistas para no olvidar.
Usaba el arte de otrxs como disparador para crear. Tomaba prestado lo que me resonaba, lo que yo podría haber dicho, para encontrar mi manera de decirlo. La inspiración no era un molde sino un nido que me soplaba a mi propio vuelo.
Eso es lo que va a pasar con Trinchera en este encuentro. En una primera parte voy a contarles las pistas que me llevaron a descubrir este tesoro y en una segunda, esa historia va a dejarnos disparadores para que cada quien, desde el lugar en el que esté, pueda recrearla a través de su propia expresión y de cualquier lenguaje: escritos, dibujos, collages o lo que quiera aparecer. Y hacia el final vamos a unificar esas creaciones y hacerlas viajar más allá de las pantallas. ¿Cómo? Bueno, ese es el ingrediente sorpresa del encuentro. Si algo de esto te resonó, ya es suficiente para que te sumes.
El encuentro va a desarrollarse el sábado 26 de agosto de 11 a 13hs a través de Zoom. La participación es abierta, con una contribución sugerida (no excluyente) de $2500 que podés abonar antes o después de la experiencia. Requiere inscripción previa a través de un formulario y lo único que necesitás es estar en un espacio cómodo con los materiales que quieras usar para expresarte (desde simplemente una lapicera y una hoja hasta todo lo que se te ocurra). Ese mismo día te va a estar llegando por mail el link para sumarte.
Formulario para inscribirte: https://forms.gle/mWEs6ZDztWaz6HVQ8